Udana Vayu. Un tipo concreto de Prana, y pertenece a uno de los cinco "aires vitales" o Vayus. Gobierna la expresión y permite que se exprese el pensamiento. Está situado en la cabeza, cuello y extremidades.
Upanishad. Traducido en el sentido de "doctrina esotérica", o interpretación de los Vedas por los métodos de la Vedânta. La tercera división de los Vedas anadida a los Brahmanas y considerada como una porción del sruti o palabra "revelada". Los Upanichads, sin embargo, son como documentos, mucho más antiguos que los Brahmanas, a excepción de dos, existentes todavía, unidos al Rig–veda de los Aitareyas. No obstante, por muy antiguos que sean los Upanichads, los orientalistas no quieren asignar al más antiguo de ellos más que una antigüedad de 600 años antes de J.C. El numero admitido de estos tratados es de 150, aunque en la actualidad solo unos 20 están libres de toda adulteración. Tratan de todas las cuestiones abstrusas, metafísicas, tales como el origen del Universo, la naturaleza y la esencia de la Deidad inmanifestada y de los dioses manifestados; la conexión primitiva y final entre el Espíritu y la Materia; la universalidad de la mente y la naturaleza del Ego y del Alma humana. Los Upanichads deben de ser mucho más antiguos que los tiempos del Buddhismo, por cuanto no muestran preferencia alguna ni sostienen la superioridad de los brahmanes como una casta; por el contrario, la (actualmente) segunda casta, la Kchatriya, o casta guerrera, es la más ensalzada en los más antiguos Upanichads.
Uparati. Ausencia de deseos de pasar adelante; un estado del Yoga. Cesación, reposo; tolerancia; el hecho de complacerse en algo; placer, felicidad. Uparati es la renuncia de toda religión positiva y la facultad de contemplar los objetos sin estar perturbado en lo más mínimo en el cumplimiento de la gran tarea que uno se ha impuesto. El aspirante a la ciencia espiritual no debe permitir que sus simpatías y sus servicios sean coartados por el dominio de ningún sistema eclesiástico especial, y que su renuncia de los objetos mundanos no provenga simplemente de su incapacidad de apreciar su valor. Cuando se ha alcanzado tal estado, desaparece el peligro de la tentación. Solo están dotados de verdadera fortaleza aquellos que conservan su serenidad de animo ante la tentación. Es una de las perfecciones que debe adquirir el neófito.