Cáncer.Este es el signo más hogareño de todos los signos. Ante todos los lugares de la tierra para estar, prefiere el suyo: su hogar. Todos su esfuerzo y luchan provienen y van a ese sitio, donde se siente seguro y útil.
El trabajo del karma de cáncer es uno que involucra el sostenimiento y dicha de su casa. Cáncer es el señor del agua detenida, y es su deber hacer que esta aga quieta no se empantane, sea clara y viva, permita habitar y crecer en ella.
Trabajo, dedicación, amor… He ahí las claves para cumplir esta demanda. No importa el tamaño de tu casa (seas soltero o soltera, madre o padre de familia, rey o campesino): para estar completo, necesitas de un hogar al que llamar y sentir hogar.
Atiende tu casa, y equilibrarás la balanza del universo.
Leo.La enorme deuda de Leo con el Karma viene de su interior, pero no de su corazón, sino de su enorme ego. Si hay algo que se interpone entre los leoninos y sus mejores intenciones es su excesiva vanidad, su incapacidad para pasar por encima de su narcicismo en aras de los demás.
Los leo tratan al resto de las personas con cierto aire de superioridad, y eso a larga reduce sus amistades y relaciones, y les deja encerrados en sí mismos.
Lo que los leoninos deben hacer es abrirse, dejar que los demás entren y les transformen. Lo que detiene a los Leo es el miedo al cambio que dentro de ellos pueden operar aquellos que les quieren.
No hay que temer a esa transformación. Ese es el sentido de los encuentros y del amor.
Virgo.
Eres, sin duda alguna, el signo más espiritual de todos. Te resulta fácil separarte del mundo y brindarte en aras de una vida más espiritual. Comparte el sino de los grandes cruzados, de los que buscan restablecer el equilibrio espiritual a través de su propia esfuerzo, en una lucha en la que desean el beneficio de todos antes que el propio.
Y esa es también tu debilidad: tu capacidad de dejarlo todo en aras de sueño e ideales despreciando aquello que es urgente e inmediato. Sueles abandonar a los que te necesitan en nombre de algo más alto, y no comprendes que cuanto tienes es, en efecto, tan sagrado como esos sueños que te ciegan.
La vida con los pies en la tierra: eso es lo que debes trabajar y ser. Vivir entre los hombres como si estuvieran entre los ángeles.
Mar de Amor