Videncia natural, certera videntes de nacimiento, buena vidente, Médiums espiritistas,
Tengo todavía mucho que deciros, pero vosotros no lo podéis
soportar ahora; cuando venga. no obstante, el Espíritu de Verdad, él os guiará
a toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá todo lo que
haya oído y os anunciará las cosas que han de oír.” Como Su Reverendísima puede
observar, fue Jesús quien prometió el Consolador. La venerada religión
católica, como la religión luterana y sus ramificaciones, asevera que el
Consolador vino en el Pan, en el quincuagésimo día, cuando el Espíritu Santo,
incorporado en los Apóstoles, los hizo profetizar y hablar otros idiomas. El
concepto es respetable, sin embargo, destituido de autenticidad.
Porque, si el
Cristo evitó decir mucho más, porque la mentalidad del pueblo no era compatible
con el contenido de las enseñanzas ni los hombres se encontraban preparados
para tal, ¿cómo podría cincuenta días después enviar el Consolador? Este
Espíritu Santo, para nosotros, son los Espíritus que vinieron en todos los
períodos de la Tierra, particularmente en el siglo XIX cuando ya había una
mentalidad científica. Evidentemente, no se podría comprender en los tiempos
apostólicos, el fenómeno de la reencarnación, puesto que no se conocían las
leyes de la biología, de la embriogenia, que estudian los fenómenos órganos genéticos.
Nada se sabía de genes ni de cromosomas. Gracias al siglo XIX, a la Doctrina de
Charles Darwin, al Mendelismo, hoy se sabe que, a través del fenómeno de la
fecundación tiene inicio la reencarnación. Como se lee en Juan, en la
entrevista con Nicodemo: “Os es necesario nacer del agua”, significa que la
concepción resulta de una gotita de agua en otra gotita de agua, realizando, a
partir de ahí, el fenómeno vital de la organización genética. Con todo, eso
sólo podría ser correctamente interpretado cuando
Videncia natural, certera videntes de nacimiento, buena vidente, Médiums espiritistas,
Porque, si el
Cristo evitó decir mucho más, porque la mentalidad del pueblo no era compatible
con el contenido de las enseñanzas ni los hombres se encontraban preparados
para tal, ¿cómo podría cincuenta días después enviar el Consolador? Este
Espíritu Santo, para nosotros, son los Espíritus que vinieron en todos los
períodos de la Tierra, particularmente en el siglo XIX cuando ya había una
mentalidad científica. Evidentemente, no se podría comprender en los tiempos
apostólicos, el fenómeno de la reencarnación, puesto que no se conocían las
leyes de la biología, de la embriogenia, que estudian los fenómenos órganos genéticos.
Nada se sabía de genes ni de cromosomas. Gracias al siglo XIX, a la Doctrina de
Charles Darwin, al Mendelismo, hoy se sabe que, a través del fenómeno de la
fecundación tiene inicio la reencarnación. Como se lee en Juan, en la
entrevista con Nicodemo: “Os es necesario nacer del agua”, significa que la
concepción resulta de una gotita de agua en otra gotita de agua, realizando, a
partir de ahí, el fenómeno vital de la organización genética. Con todo, eso
sólo podría ser correctamente interpretado cuando
la ciencia hubiese avanzado de tal forma que fuese posible
probar que la vida organizada comienza en el agua.