La Superstición de los Gatos
La importancia del Gato como animal de culto en el antiguo
Egipto, entre otros muchos animales, se debe posiblemente a su condición de
animal con carácter reservado y misterioso, podría ser esta la causan de la
relación que en Europa se estableció entre este animal y la magia.
En la edad media, los gatos que habían sido venerados en el
antiguo Egipto y en otras religiones escandinavas, fueron convertidos en objeto de temor y
superstición.
Es inimaginable no visualizar juntos a una bruja y a su gato
en las creencias populares.
En el siglo XIV, en las islas británicas, fue donde por
primera vez se asoció la figura del gato como demonio familiar de la bruja,
cuando los hijos mayores de lady Alice Kyteler, en Irlanda, sufrió la acusación
de brujería, tras anunciar sus deseos de nombrar como único heredero a su benjamín.
Fue el obispo, de Kilkenny, Richard Ledrede, quien en 1324
la condenó, asegurando que lady Kyteler, había estado sacrificando animales
como tributo a los demonios, y que un demonio menor llamado Robin Artisson, era
amigo suyo y se trasmutaba en gato incluso en ocasiones como perro lanudo.
Afirmó también que dicho demonio se aparecía en la noche y se convertía en el
amante de lady Kyteler junto con otros demonios y todos en estas reuniones
clandestinas, acababan en desenfrenadas orgías.
Por imposible que parezca, en estas orgías se creía que las
brujas copulaban con sus gatos, y esta creencia es la que hizo presente la
aparición de los gatos siempre junto a las brujas.
En el siglo XI ya existen referencias de las muchas
ocasiones del uso de gatos para apagar las velas al iniciar una orgía.
Aparecieron en el siglo XVII varios procesos de brujería en
los que los gatos eran cómplices y acompañantes demoniacos de sus dueñas.
Sathan, un gato blanco con manchas, propiedad de Elizabeth
Francis, de Chelmsford, Inglaterra, juzgada en 1566 fue uno de estos ejemplos
famosos. ¿O tal vez Sathan era el propietario de Elizabeth?
Sea como fuere, Sathan llegó a Elisabeth por medio de su
abuela, y ella lo había criado a base de
pan con leche y dicen que su propia sangre por esto creen que era el mismo
Diablo en persona disfrazado de animal.
Fue Sathan quien ayudo a su compañera a embaucar a Andrew
Byles para meterlo en su cama y convertirlo en su marido. Pero Byles se negó a
desposarla y Sathan lo asesinó y preparó el aborto de su bastardo.
No contento con lo sucedido, encontró otro marido para
Elisabeth y tras engendrar y parir un bebé, lo acabó asesinando porque le era
ruidoso y molesto.
Pasados los años, cuando el felino maléfico contaba con
dieciséis años de vida, fue regalado a su amiga Agnes Waterhouse a cambio de
una sabrosa tarta.
Agnes lo convirtió en sapo y éste dedicó el resto de sus días
a matar gansos, agriar mantequilla, ahogar vacas y hechizar ganado. Lo que
Sathan el gato pensara al respecto, no consta en parte alguna…
No es únicamente el gato quien goza de esta notoriedad en el
ámbito de la magia y la superstición.
Los obstinados cazadores de bujas de la Europa de estos años, eran expertos
en relacionar animalillos con brujas, no solo perros y gatos, sino también
ratas, ratones, ardillas y topos.
En ocasiones eran las mismas brujas las que tomaban a
voluntad forma de perros o lobos, según su conveniencia, puesto que poseían el
don de la transmutación al igual que sus mascotas; hasta tal punto que en 1662
en Escocia, Isabel Gowdie firmó confesión de haberse convertido en gato para
asistir así a los aquelarres.